La luz entraba sigilosamente por la ventana entreabierta, amanecía ya cuando los dos despertaron, había sido una corta semana para Derek, la mayor parte de ella la había pasado en el dormitorio de la señora Fenlon, la cual se mostraba transformada en los últimos días, sus ojos brillaban con luz propia y parecía estar buscando una solución a algún problema difícil de resolver.
En ese momento su mirada se había posado en la del joven, le miraba con aire grave, pronto anuncio sus ideas.
_vamos a matar a mi marido _le dijo a Derek tranquilamente.
Derek no se sorprendió, esperaba algo parecido, aunque no exactamente eso le respondió sin atreverse a mirarla _ ¿Cómo?
_no lo sé _espero que tú me ayudes, son, no te lo hubiera dicho.
_Los frenos, puedo, manipular los frenos de su coche, ¿no tiene que ir vuestro chofer a recogerle?
_Si _asintió Martha.
_supongo que entrara a buscar sus maletas, tú me habrás dado otro juego de llaves y aprovecharé ese momento para terminar de estropear el sistema de frenado que previamente dejare dispuesto este fin de semana. Si sigue salir con vida de esta le tendré algo preparado algo más de lo que no escapará. Debemos montar un número para la coartada.
_¿Que debo hacer?
_Simularemos un robo en la casa, primero haremos desaparecer los objetos de arte más valiosos y fingiremos haber sido agredidos, por desgracia estos “delincuentes se ensañaran con su marido, y el pobre George no sobrevivirá al ataque de esos desalmados.
_una sonrisa ilumino la cara de Martha _te quiero _dijo con ternura.
Derek la abrazó con fuerza.
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